10 jul 2011

EPÍLOGO

Gregorio pasó a ser un recuerdo, su metamorfosis un misterio, su muerte pasó desapercibida para su familia.
Ellos, huyeron del pasado para construir un futuro, sin tratar de enmendar sus errores. A pesar de que los padres trataron de darle una buena educación a su hija, cayeron nuevamente en esa vieja costumbre, hacer responsable al menor para que trabaje y los ayude económicamente.
Grete, estudió en el conservatorio, alcanzó su gran meta, pero no pasó mucho tiempo para que su pasión por la música se convierta en la pesadilla de su día a día, el estrés de su vida, todo gracias a verse obligada a trabajar tocando en distintos restaurantes para mantener a su familia.
Un año después Grete se levantó deseando que aún fuese media noche para así no tener que ir a trabajar, cuando se dispuso a levantarse para tocar las mismas pistas en “café&café” se dio la sorpresa que, para su horror, ya no tenía piernas, no tenía brazos, ya no estaban sus manos, no sentía su cabeza, su esbelto cuerpo, todo, se había ido.
No gritó, no lloró, no despertó a sus padres, porque sabía lo que harían. Igual que con Gregorio, su madre se desmayaría, su padre trataría de asesinarla y sería una carga muy pesada para todos.
Tranquila, consciente de que estaba pagando por haber sido desagradecida y  desconsiderada con su hermano, saltó por la ventana de su habitación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario